Hacia un Código de Buenas Prácticas en Mediación Cultural
El Encuentro profesional de mediación cultural organizado por AVALEM, AMECUM y Pedagogías Invisibles y celebrado en Las Naves el 24 de junio de 2016, tenía como objetivo principal la redacción de un código de buenas prácticas útil para museos e instituciones culturales y como hoja de ruta para las y los profesionales del sector. Es un trabajo realizado en colectivo tanto por profesionales de la mediación cultural y perfiles afines, como por representantes institucionales. Un código cuyo proceso se inició en Madrid, ha continuado en Valencia y está abierto a las aportaciones de profesionales de toda la península.
Es necesario visibilizar el trabajo de la mediación cultural. La mediación cultural es una herramienta de transformación social y democratización de la cultura de cara a la sociedad y la propia institución cultural.
La institución deberá valorar el trabajo del profesional de la mediación cultural en términos cualitativos y no cuantitativos y el profesional realizará informes y evaluaciones para facilitar dicha valoración en función de los objetivos de su proyecto educativo.
Los equipos que conforman los departamentos educativos de las instituciones deben estar compuestos por personal estable en número adecuado para alcanzar los objetivos del proyecto educativo.
Las prácticas y el voluntariado cultural en ningún caso deben sustituir puestos de trabajo.
El presupuesto adecuado para desarrollar un programa educativo de calidad es del 20% del presupuesto general.
Desde la institución es esencial unificar los objetivos que otros agentes del museo esperan conseguir del trabajo del educador y viceversa.
El mediador debe tener presencia y capacidad de decisión en el proceso de desarrollo de un proyecto expositivo o museográfico en condiciones de horizontalidad.
En las licitaciones públicas (contratos menores o mayores) siempre ha de primar la valoración del proyecto técnico sobre el presupuesto. Las empresas especializadas deben ser valoradas con mayor puntuación. El perfil profesional corresponde a un grupo B de la administración y con formación específica en la materia.
Para el modelo de gestión externalizado es imprescindible la elaboración de un convenio colectivo propio en el contexto de la gestión cultural, instituciones culturales, educación artística y difusión patrimonial.
El profesional de la mediación debe estar en permanente formación no solo teórica sino práctica, a través del encuentro con otros profesionales de la mediación cultural.
Las instituciones deben facilitar la formación transdisciplinar de sus profesionales de la mediación cultural, apoyándola mediante recursos económicos y de cualquier tipo. Su formación repercute directamente en el buen funcionamiento de la institución.
Las asociaciones de educadores/as y mediadores/as culturales trabajarán en la elaboración de documentos profesionalizadores como definición del perfil, catálogo de funciones y competencias y código deontológico.