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AMECUM en PÚBLICA 17. La mediación cultural: una herramienta social para el desarrollo del arte y la

El 26 y el 27 de enero tuvo lugar en el Círculo de Bellas Artes la séptima edición de PÚBLICA, Encuentros Internacionales de Gestión Cultural; un evento para los profesionales de la cultura en el que compartir proyectos y experiencias. Y AMECUM, de la mano de Beatriz Martins, participó en la primera mesa sobre Mediación Cultural que se celebraba en estos encuentros: “La mediación cultural: una herramienta social para el desarrollo del arte y la ciudadanía”.

Moderaba Rufino Ferreras, responsable de desarrollo educativo del Museo Thyssen- Bornemisza, contando además con la participación de Andrea de Pascual, cofundadora y coordinadora general de Pedagogías Invisibles, y Marcos García, director de Medialab-Prado.

Uno de los puntos de partida era reunir distintas voces sobre la mediación cultural y la educación: desde el ejemplo de dos organismos como el Museo Thyssen o Medialab-Prado; hasta la práctica de Pedagogías Invisibles -que actúa como agente entre distintas instituciones-, o AMECUM -que aglutina a trabajadoras de la mediación cultural para aunar fuerzas y mejorar las condiciones laborales del sector-.

Partiendo de la mediación cultural y la educación como una producción de conocimiento se reivindicó su condición de ser una función del museo y la institución, no un servicio. Andrea de Pascual mencionó en este sentido que el arte y la educación son herramientas para generar un pensamiento propio, y que de ahí nace cualquier proceso creativo. Marcos García apoyó esta idea definiendo al público como un productor de reflexión y análisis. Un punto de vista compartido por Educathyssen según las propias palabras de Rufino Ferreras: “somos detonantes de acciones, no meros transmisores de conocimiento”.

Andrea de Pascual planteó la siguiente cuestión: “si la cultura es impuesta por una determinada industria, ¿cómo hacemos para activarla, para que no se quede en un mero objeto de consumo?”. Bea Martins recordó el papel invisible pero fundamental que está teniendo la mediación cultural, sobre todo a la hora de conectar con públicos diversos y activar la conciencia crítica en espacios más allá de la institución. Marcos García insistió en que la mediación es la capa más directa de intervención, y en que aunque la separación siempre va a ser un conflicto, la necesidad de la mediación radica en su capacidad para tender puentes.

Surgió el debate sobre la relación entre educación y mediación. Pedagogías Invisibles se posiciona más cerca de la educación, entendiéndola como un proceso algo alejado de la figura tradicional del mediador que dialoga con el público. Medialab, por su parte, desarrolla una mediación más cercana a la investigación y a la intervención social, dotando de una serie de becas a los mediadores para desarrollar un proyecto propio.

EducaThyssen se ha centrado en los últimos años en acercarse a públicos no habituales en sus actividades, como adolescentes, por ejemplo. A través de iniciativas como Nubla -un taller para la creación de videojuegos- pretenden generar experiencias culturales que trasciendan la visita ortodoxa al museo.

Se habló también de uno de los grandes problemas que atraviesa la profesión: la precarización y la externalización de servicios a través de empresas. En esta línea se discutió el problema de la excesiva rotación y los contratos temporales, que dificultan la implementación y la asimilación profunda de los proyectos. Beatriz Martins incidió en la redacción del Código de Buenas Prácticas que está llevando acabo AMECUM junto a AVALEM (Asociación Valenciana de Educadores de Museos) y Pedagogías Invisibles. También anunció la futura participación de AMECUM en un encuentro en Cataluña como réplica de los encuentros previos de Valencia y Madrid. Por parte del público se señaló que en ese encuentro debían estar presentes las instituciones.

Además de los horarios, los sueldos y las condiciones laborales, se insistió en la feminización de la precariedad en la profesión, ya que la mayor parte de quienes ejercen la mediación cultural somos mujeres. Mientras que aquellas tareas asociadas a los cuidados permanecen invisibilizadas, los puestos de responsabilidad son copados por hombres. No podemos obviar tampoco la falta de prestigio en aquellas profesiones relacionadas con la educación que las obligan a permanecer socialmente en la sombra.

En definitiva, el encuentro puso de relieve la necesidad de seguir revindicando la mediación cultural y la educación para la experiencia artística y el pensamiento crítico; y el papel determinante que tienen los propios mediadores y mediadoras en ese proceso.

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